29 noviembre 2007

Análisis de un submundo de moda

Ha llegado la hora de hablar de esos infames sitios de sudar y ver cosas raras,
esos lugares que todo el mundo odia y habla mal pero que todos han pisado alguna vez, esos recintos que huelen a queso meado y lejía barata... si, me estoy refiriendo a lo gimnasios.

Es cierto que viene bien hacer deporte, para sudar las toxinas del finde, engrasar las oxidadas articulaciones de tanto sillonból, curro e internet, y bajar esas grasillas del buen comer. Pero correr por la calle es frío o caluroso y además de estar prohibido te tocan los huevos los coches, las alergias, las obras y todo eso, encima encontrar gente suficiente para echar un partidillo de lo que sea empieza a ser cada vez más difícil, ya no por compromisos, novias o curros, sino porque no hay canchas ni pillan cerca de cada uno.

Pero lo cierto es que hoy en día, en estos tiempos que corren de ostentación y vanidad, no se es nadie si no tienes un coche caro, un móvil exclusivo y un cuerpo musculado. Así que por un poco de presión social y con la excusa de cuidar la salud y esas cosas que dicen que son buenas, la gente termina apuntándose en masa a los gimnasios, sobre todo en año nuevo y después del verano.

Si, como algunos ya sabéis yo también sucumbí a estos cantos de sirena, por aquello de la salud y también por el secreto deseo de ser un tío cachas de brazos de acero y torso herculiano... la verdad es que el resultado es más que decepcionante, pero eso es otra historia. He venido a hablar de la gente rara que te encuentras en esos templos del sudor y sus costumbres.

Fauna común del gimnasio

Los Machacas:
Son el grupo más numeroso y fiel, llevan desde los 14 años asistiendo 5 días por semana y se lo toman tan en serio que en vez de decir "voy al gimnasio" dicen "voy a entrenar". Suelen llevar camisetas de tirantes y shorts ajustados o rokies, no hacen otra cosa que admirarse en los espejos poniendo caras raras de esfuerzo, acentuándose con profundos gritos guturales y desgarradores. Suelen acaparar las mancuernas, no respetan los turnos de las máquinas y van siempre acompañados de unos tarros misteriosos y mejunges de extraño color que cuidan con mucho celo. También pasean en pelotas por el vestuario y gozan de mirarse entre ellos a escondidas, yo creo que los machacas son bujarras, homosexuales latentes que se hacen pajas mirándose al espejo del baño o soñando que llegan a chupársela.

Los deportistas en serio:
Son pocos y muy callados, gente que hacen cosas muy raras que los demás pasan de hacer, como abdominales y calentar. Suelen ser gente que oposita a bombero, o que compiten en alguna movida de las que nunca se ven en la tele, como escalada, decatlón o rafting. Se les reconoce porque están estilizados, pasan horas corriendo en las cintas, y porque llevan ropa deportiva normal o de la cara pero sin enseñar carnes. Son amables y educados pero hablan bajito.

Los putones verbeneros
Son el complemento femenino perfecto del machaca de gimnasio, abundan sobre todo en los gims de barrios periféricos. Son las yenis del parque que se apuntan para exhibirse como los pavos reales y copular con machos de gran tamaño. Van con mallas muy ajustadas a ras del pubis, tops muy pequeños (o ropa interior a secas, me cuesta distinguirlo) o se ponen un tanga por encima las mallas. No hacen nada porque el sudor les estropea el maquillaje así que se dedican a pasear por todas partes poniendo berracos al personal. A mi me gustan porque me aburro mucho, y qué mejor que mirar guarras para entretenerse. Eso si, como personas me merecen mi total irrespeto, deferencia y desprecio. Pero están buenas.

Los vagos que se cansan
Hacen un gran número pero son muy efímeros. Son los que hacen una promesa en año nuevo y se meten al gim con la esperanza de perder esos kilitos que inexplicablemente no hacen más que subir día a día. Empiezan con ganas y van 1 o 2 días por semana, se montan en las bicis hasta 15 minutos seguidos y hay jornadas que completan hasta media tabla de ejercicio que les preparó el monitor para ese día. Ellos no han nacido para esto y lo saben, pero creen que por entrar por la puerta ya se adelgaza. Piensan que las mancuernas se recogen sólas y no llevan toalla porque no sudan. Visten camisetas de algodón de propaganda de bebidas alcohólicas combinadas con el descolorido pantalón de chandal del instituto. No duran más de 1 o 2 meses pero acaban volviendo siempre.

Las tías del "tía tía"
Son chicas normales que visten normal y vienen a hacer cosas normales para ellas como pilates, bailes, yoga, abductores, culo y movidas de esas para chicas. No son ostentosas y algunas están muy buenas, se las reconoce porque van siempre en pareja y sólo se las entiende decir "tía,tía,tía,tía" como pájaritos en primavera. Sólo callan cuando fijan su atención en algún machaca o monitor que consideran atractivo, volcándose a cuchichear ipso facto.


Los frikis y raros inclasificables
¿Han visto alguna vez un moro con pantalones vaqueros y zapatos en la máquina de remo? ...
¿La mujer gorda cincuentona con gafas de sol y ropa gim fashion intentando hacer dominadas?...
¿El gitano sin camiseta que se cree tarzán?
¿Un emo-siniestro mazándose en doloroso y gótico silencio? ...
¿Un extraño ser de identidad sexual indefinida y ropa fosforita?...
¿El niño gitano bailando a lo farruquito en la zona de los machacas?...
yo si.



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14 noviembre 2007

Los sueños en alta definición (III)

Descendí al planeta Óbsolon después de un suave y corto viaje resultado de un pliegue hiperespacial clase 3. Aquellas viejas naves de batalla no eran muy cómodas pero si más rápidas que cualquier otra cosa en la constelación Ganímedes. Claro que es mucho mejor la nave del comandante, "La Piorrea Veloz", sin duda el orgullo y estandarte de nuestra flota.

Me habían asignado una misión fácil en principio, tenía que preparar la defensa del planeta ante la inminente llegada de los Rürl, la raza de jodidos ciborgs militaristas que dominan esta galaxia. Esas cosas no tienen sexo y defecan por la cara así que comprendo que estén siempre tan cabreados. El plan era adelantarnos y acondicionar el mismo punto fuerte desde el que los rechazamos hace 11 años. Era un profundo y kilométrico cañón terminado en una inmensa media luna que dividía en dos hemisferios el planeta, aquél antiguo cauce de río, lleno de cuevas y angostos pasajes era ideal para emboscar a un gran ejército. Aquella vez con a penas un millón de hombres mal pertrechados se pudo vencer fácilmente. Esta vez con mejor equipo y soldados experimentados sería puro trámite.

Pero cuando llegamos al cañón, a través de mi visor de neutrones vi algo que me volcó el corazón. Cuando conseguí sostener el contenido de mis vientres sin manchar los pantalones pude serenarme y pensar un poco. Esos hijos de chatarra habían llegado antes!! habían ocupado el cañón y aunque estaban en las primeras fases de fortificación eso significaba indudablemente nuestra derrota. Yo tan sólo contaba con media división de ingenieros e infantería de apoyo. El grueso del ejército humano esperaba en las dársenas de asalto orbitanto a 60km sobre nuestras cabezas.

El teniente Skypene y la sobrecargo Cocknabova tuvieron una arriesgada y jodida idea, mierda, rodear las posiciones Rürl por las viejas vías del tren a través del paso Fisher y las cuevas suecas, para atacarles por retaguardia y tomar la media luna. Ya sólo quedaría aguantar la posición esperando refuerzos. Un plan lo suficienteme suicida para que esos cabeza cuadrada de los Rürl no lo estimaran posible y así cogerles por sorpresa. La suerte de 7 millones de soldados y la libertad de 250 millones de almas del planeta dependían de nuestro plan.

Para ello escogí un destacado escuadrón de élite comandado por mí mismo, debíamos subirnos a un vetusto tren terráqueo de vapor que hallamos, de esos de las películas del oeste, y avanzar a toda velocidad por los abandonados raíles despejandolos de obstáculos para facilitar las siguientes oleadas del resto de la división. A las pocas horas ya nos encontrábamos a toda velocidad apartando troncos y rocas con el enorme apartavacas.

El tren fue cogiendo cada vez más velocidad hasta casi salirnos de las vías en las curvas, atravesamos las cuevas y atravesamos las líneas Rürl ... vaya sorpresote se llevaron, no pudieron ni descargar una ráfaga de proyectiles... todo iba viento en popa pero me preocupaba la alta velocidad, no podíamos frenar y habíamos perdido ya 2 vagones de cola cuando de pronto aparecieron esas condenadas criaturas, no se como se llaman pero son como una mezcla de oso y puma, muy ágiles y veloces, atraídos por el puñetero tren nos seguían y se avalanzaban contra nosotros.

Uno de esos condenados animales saltó sobre mi cara arrastrándome al vacío del cañón. Caía libremente entendiendo que ese iba a ser mi puto final. Casi al tocar el lecho de roca del fondo del cañón logré despertarme de este jodido sueño. No sabía ni quien era ni qué hora era ni qué día de la semana ni nada, el corazón a mil por hora y sudando.

Vaya puto sueño que tuve. Bonito de recordar pero soñar que mueres da yuyu. He adornado y añadido detalles, pero básicamente esto fue lo que morfeo proyectó en mi cabeza.





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08 noviembre 2007

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